Amor mei amoris...

Bajo un cansancio que no es más que una quimera
me retracto como un necio, de la vida, de los sueños,
de todo aquello que nos une, como a dos imperfectos.

Me digo a mí mismo "quiero ansiar todo lo que tengo"
pero me impido gritar por miedo a perder la voz,
siguiendo a cuestas con mis instrumentos.

Y qué dulce suena mi saxofón cuando te pienso,
cuando menciono la distancia que nos separa,
y miento, siempre miento. Siempre que no te tengo.

Me encanta susurrar ideas evadido del mundo
apartado de la cercanía de tu risa y de tus lindos cabellos
mientras las pausas y el viento me traen tu olor.

Porque los kilómetros recorridos no son más que
derrotas camufladas con la noche, bajo la niebla
y el frío hiriente que no cesa, tras tus besos.

Miedo. A veces. Sólo cuando me marcho o si te vas,
pero nunca cenando o sentados en el cine
de cualquier ciudad que nos arropa la existencia.

Aún así, admito que el echarte de menos, los "te quieros",
y todas esas frases hechas se quean cortas para asemejar
un sentimiento mío que puedas recibir con mi pseudónimo.

Gracias.