Estudiar en compañía y ver amanecer es tan placentero...
Es una interconexión entre la paz interna que tu cuerpo onírico siente y el dolor en el pecho que tu consciencia matutina te produce por no haber trabajado en ello como debías.
Es como ir a Las Ramblas de Barcelona a las doce del mediodía en un domingo cualquiera. Te encuentras gente que transita con diferentes horarios. Pues aquí, te sucede lo mismo.
Placer, obsesión, ansiedad...
Y así hasta llegar a un examen de Teoría e Historia Cinematográficas.
Lo sé, claro que lo sé. Y si no, me lo invento.