Lo desconocido (o viejo conocido).

Cada relación es única e irrepetible, por eso nunca debes cerrar tu corazón y poner una coraza sobre él tras una mala experiencia. Éstas nos hacen aprender de viejos errores, con ellas maduramos instintivamente y lo realmente maravilloso del asunto es que en todas, solemos reír a carcajada limpia.

Lo nuevo, lo desconocido. Te hace pasar página y son los pequeños detalles los que te hacen vivir.



Un pequeño batido de vainilla.
Una bolsa de gominolas.
Una caricia al despertar.
Una sonrisa dulce.
Un beso robado.
Tú.